En la mayoría de los casos, la perdida auditiva es gradual y empeora progresivamente con el tiempo, provocando que las personas que padecen hipoacusia realicen una serie de acciones que delatan su existencia de cara a su entorno más cercano y su estilo de vida aunque solemos notar los síntomas hasta que se vuelven más extremos. Las más comunes suelen ser:

– El volumen de la televisión o radio está más alto de lo habitual.

– Sensación de escuchar el habla y los sonidos amortiguados.

– No terminan de entender cuando hablamos e incluso pide que le repitamos de nuevo o hablemos más lento y pausado.

 – Suelen quejarse que le hablan muy rápido y sin claridad.

 – Incapacidad para oír tonos agudos, como las voces femeninas o los tonos agudos del habla, como las letras F, H, S y TH.

 – Dificultad para localizar la procedencia de sonidos, sobre todo en hipoacusias unilaterales (un oído).

 – Aparición zumbidos en los oídos, llamados acúfenos o tinnitus.

 – Sensación de mareo o vértigo.

 – Hablan en voz muy alta, sobre todo en ambientes más ruidosos.

 – No escuchan los sonidos como alarmas, timbres, teléfonos o el tik tak de un reloj entre otros.

 – Sus respuestas no coinciden con la conversación, ya que es posible que se haya entendido una palabra distinta.

 – Las conversaciones telefónicas resultan muy difíciles, incluso debemos apreciar si durante la conversación se hacen pausas, ya que es posible que las haga para pensar la respuesta o para subir el volumen del teléfono durante una llamada.

 – No participa en conversaciones grupales.

– Buscan estar más en la tranquilidad del hogar y evitan situaciones sociales como reuniones, fiestas o restaurantes.